LA AVENIDA KU'DAMM
Texto de nuestra guía Alessandra Almeida
Los bulevares son los escenarios de las grandes ciudades, tanto los Campos Elíseos de París, Broadway o la Quinta Avenida de Nueva York, como la Avenida Kurfürstendamm en Berlín: aquí es donde la sociedad urbana entra en escena.
No importa la apariencia, arquitectura o tamaño con la que cada uno de estos bulevares se presenta. Éstos siempre están compuestos por bellas y famosas calles, donde la industria y la pobreza se contrastan con el lujo, la elegancia y la estética.
La Avenida Kurfürstendamm, o Kudamm, como los alemanes la llaman de manera cariñosa, es una de las avenidas más famosas de Alemania y, simplemente, la avenida más elegante de Berlín.
Abordando el lado histórico europeo, Kudamm nació tarde, en el siglo XIX y, bajo el empeño de Otto von Bismarck de convertir un antiguo camino de caballos en un bulevar con 53 metros de ancho y 3,5 Kilómetros de largo, que dan lugar a la avenida actual. Ésta se convirtió poco a poco en sinónimo de lujo y exclusividad, famosa en toda Alemania y estableciéndose como una de las direcciones más sofisticadas de la ciudad. La fama de Kudamm se extendió también a sus calles paralelas. Vivir en Kudamm o en sus alrededores significaba pertenecer a un grupo selecto. Cerca de los pudientes.
Estamos hablando de un paraíso comercial, una avenida llena de tiendas, hoteles, cafés y restaurantes. En la época de la Guerra Fría, Kudamm fue el centro comercial del oeste de Berlín. Pero Kudamm no era sólo una calle en la que se podía comprar o pasear. Paralelamente a su centro comercial y de ocio, Kurfürstendamm se desarrolló enormemente en el ámbito cultural, alcanzando su máximo esplendor durante los dorados años 20. En este corto periodo de tiempo, el progreso económico y cultural creció de una manera espectacular e intensiva en Berlín, capital de la República de Weimar. La ciudad se convirtió en el centro cultural y económico de Europa.
Muchas personas ven la Avenida Kurfürstendamm como un icono de esta época.
El inicio de la depresión económica de 1929 y la llegada de los nazis al poder, puso fin a la época dorada. Las restricciones culturales y políticas durante la época de poder de los nazis, provocaron cambios importantes en la avenida. Los judíos, excelentes comerciantes que formaban parte del espíritu e identidad de Kudamm, fueron perseguidos, deportados y asesinados.
Hoy podemos observar a lo largo del bulevar, placas de bronce y memoriales en honor a estos antiguos residentes y pioneros de la avenida.
Empezamos nuestro paseo en la estación de metro Adenauerplatz. Aquí encontramos la primera atracción turística en la esquina que une Kurfürstendamm con la calle Lewishamstrasse: el edificio más estrecho de Berlín, con sólo 2,71 metros de ancho, obra del arquitecto germano-estadounidense Helmut Jahn, el mismo que diseñó el edificio del Sony Center en la Potsdamer Platz.
En este lado de Kudamm hay tiendas, pero también muchas viviendas. Trabajar, vivir y divertirse siempre ha sido el lema de esta calle. Aunque Berlín es una ciudad dinámica que se ha reinventado por completo a sí misma durante los últimos veinte años, en Kudamm se aconseja desacelerar, pasear por las calles y disfrutar del espectáculo y la seductora atmósfera del bulevar.
Llegamos a la parte media de la avenida, la zona más cara y más hermosa.
Por un lado, es la parte más cara porque aquí se emplazan los locales de las grandes marcas de lujo como: Gucci, Bvlgari, Louis Vuitton, Prada, Cartier, Burberry, Rolex o Chanel. Las leyes de la globalización también llegaron a Berlín, destacándose en esta zona. Estas marcas se pueden comprar en cualquier metrópoli europea: los productos tienen las mismas formas, los mismos colores, el mismo precio y la misma clientela, a menudo rusos y asiáticos.
Por otro lado, es la parte más bella porque también se hallan aquí los edificios más antiguos, los cuales fueron construidos antes de la guerra y sobrevivieron a ella. Tales como la recientemente restaurada “Haus Cumberland”, donde se encuentra actualmente el “Café Restaurante Grosz”, una parada casi obligada. Sus pilares, sus espejos y su fuente de mármol conservan aún el estilo del típico café parisino de los años 20. La casa está especializada en pastelería y cocina francesa refinada.
No muy lejos, encontramos algo un poco más rústico, pero no menos sabroso: Kudamm 195 ofrece una de las mejores salchichas de curry de Berlín, la “Currywurst” en alemán.
La nueva tienda de “Apple” en Berlín se encuentra en el antiguo Cine de Viena, el “Filmbühne Wien”, el cual se erigió en el estilo clásico del Emperador Guillermo hace más de cien años. El edificio fue construido entre los años 1912 y 1913 como el Palacio de la Unión, siendo uno de los primeros locales cinematográficos de Berlín. Los autores de la obra, los arquitectos Nentwich & Simon, diseñaron una fachada que se asemeja a la de un templo griego, con pilares y pedestales icónicos. La primera película que se proyectó allí fue el filme de cine mudo “La isla de los bienaventurados”, de Max Reinhardt.
Además de la fabulosa sala de proyecciones, con más de 850 asientos, el cine también contaba con el antiguo Café del Oeste, el cual ofrecía aperitivos y conciertos. Desde 1924, el cine perteneció a la UFA - Universum Film GmbH – el Hollywood alemán.
Siguiendo la calle nos encontramos con el “Hard Rock Café”, ubicado en el número 224 de Kudamm. Este restaurante es bien conocido por su comida, aunque lo es aún más por su atmósfera.
La cadena de restaurantes exhibe instrumentos musicales de artistas internacionales en las paredes de sus restaurantes, adquiridos a través de subastas o donados directamente por los propios músicos.
Hallamos mucho más sabor y tradición en el famoso Café Kranzler. Una cafetería que ha vivido la época del pleno apogeo de Berlín, así como su destrucción y reconstrucción durante los últimos dos siglos. El creador del Café Kranzler fue el austriaco confitero de la antigua Corte de Prusia, Johann Georg Kranzler. En 1825, éste inauguró su propia confitería en la esquina que une la Friedrichstrasse y la Behrenstrasse y, diez años más tarde, abrió el Café Kranzler, donde todavía podemos degustar el famoso pastel de crema que, desde los años 30, es el pastel más famoso y querido por los alemanes. Hoy por hoy ese pastel es conocido en todo el mundo como la típica tarta alemana, cuyos ingredientes principales son: el licor de cereza, el bizcocho, la crema pastelera, las cerezas y las virutas de chocolate para decorar ¡Estamos hablando de la auténtica Tarta de cerezas de la Selva Negra! En alemán, la Schwarzwälder-Kirschtorte.
La iglesia destruida o, “la muela picada”, como los alemanes suelen llamarla de manera coloquial, es oficialmente la Kaiser-Wilhelm-Gedächtniskirche. Se trata de una iglesia evangélica luterana ubicada en la plaza Breitscheidplatz, entre Kudamm y la calle Tauentzienstrasse. Su torre en ruinas fue conservada como conmemoración de la guerra.
La parte de la iglesia que no fue destruida durante la guerra, es ahora un museo y un monumento antibélico.
La iglesia fue inaugurada originalmente el primero de septiembre de 1895 y construida en honor al Emperador Guillermo I, en estilo neo románico con elementos góticos. Su arquitecto, Franz Schwechten, fue también el responsable del diseño de la Anhalter Bahnhof.
Muchos artistas de renombre crearon posteriormente mosaicos, esculturas y relieves para la iglesia que, a pesar de las críticas, pasó a ser vista como un punto de inflexión en la arquitectura de la ciudad.
Una lluvia de bombas destruyó gran parte de la iglesia en noviembre de 1943.
Al continuar nuestro paseo nos encontramos con los mayores grandes almacenes de lujo de toda Europa, los famosos almacenes KaDeWe (Kaufhaus Des Westens o Almacenes de Occidente), comparables a los grandes almacenes Harrods de Londres o las Galerías Lafayette de París.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el edificio sufrió numerosos daños y un gran incendio. Después de varias reconstrucciones, el 3 de Julio de 1950 abrió de nuevo sus puertas. Solamente el primer día, sus tiendas recibieron 180.000 visitantes.
Hoy en día, KaDeWe no es visitado únicamente por los berlineses, sino también por los turistas, ya que en sus siete plantas ofrece todo lo que los consumidores pueden desear. En particular, en la sexta planta se encuentra un paraíso gastronómico con más de un centenar de especias a granel, productos importados de todo el mundo, más de 1800 variedades de quesos, más de 1500 tipos de salchichas y toda clase de productos culinarios que, no sólo se pueden comprar, sino degustar en sus pequeños bares y tiendas especializadas.